lunes, 16 de febrero de 2015

TEMA 5.1: LOS TEXTOS PERSUASIVOS


Los textos persuasivos son aquellos actos comunicativos en los que un emisor busca convencer al receptor para que este lleve a cabo una acción determinada. Estos textos incluyen un discurso argumentativo que contribuye a lograr la finalidad del texto.
Esta finalidad persuasiva lleva a los emisores a usar estrategias lingüísticas que les permiten dirigirse de forma directa e indirecta al receptor. En la mayoría de los casos, el emisor piensa en un receptor claramente identificado por rasgos de edad, sexo, formación, etc., correspondiendo a un grupo social que potencialmente es más cercano a la propuesta del emisor. No obstante, en otras ocasiones y según el alcance del mensaje, este receptor es mucho más amplio de lo que el emisor espera.
Los textos persuasivos se integran, por lo general, en los medios de comunicación audiovisuales, orales y escritos. Todos ellos deben presentar una composición sencilla que despierte la atención del receptor y cuyo principal objetivo sea convencerlo.

Características generales

El lenguaje empleado en los textos persuasivos se caracteriza principalmente por la apelación al receptor, por lo que el modo imperativo suele ser muy usual, así como otras estructuras sintácticas que logran el mismo fin (uso del condicional y el futuro, por ejemplo). También recurre al uso de vocativos y expresiones que despiertan el interés del receptor.
Junto a estos elementos lingüísticos es fundamental tener en cuenta la importancia de los elementos extralingüísticos que varían en función del canal por el que se transmite el mensaje y que se relaciona con las imágenes, los colores, los enfoques, la tipografía, los efectos sonoros etc.
La estructura de estos textos cambia según los rasgos particulares de cada uno de ellos, pero, en general, en todos aparece una propuesta que colabora en alcanzar el objetivo final del acto comunicativo: inducir, convencer, persuadir etc. Esta argumentación suele relacionarse con la mención de datos, beneficios, ejemplos, fechas y testimonios que sirven para dar solidez y credibilidad al discurso.

Los géneros persuasivos

Se distinguen dos grandes tipos de textos persuasivos: la propaganda y la publicidad.
La propaganda publicita mensajes ideológicos con el fin de incrementar el número de seguidores a una propuesta política, religiosa, social etc. Dicho de otro modo, lo que se “oferta” son distintas ideas o maneras de que el receptor interprete el mundo. No se busca el consumo de un producto, sino el cambio en el comportamiento del receptor. Algunos ejemplos de este tipo de texto persuasivo son la arenga, el manifiesto etc…

Los textos publicitarios

El anuncio publicitario se identifica con la composición gráfica y verbal cuyo propósito es la difusión de un producto o servicio. Los objetivos con los que un publicista, el emisor del mensaje, emite sus textos quedan recogidos bajo las siglas AIDA:
  • El texto debe captar la Atención del posible consumidor.
  • El mensaje tiene que despertar el Interés del receptor hacia el producto.
  • El interés debe convertirse en Deseo de poseer o consumir un producto.
  • El mensaje tiene que provocar la Acción de que el receptor compre el producto.


Hay distintos tipos de anuncios:

Anuncios argumentativos: ofrecen información clara sobre el producto. Su contenido lingüístico es más extenso que en otro tipo de anuncios y suelen demostrar la utilidad del producto mediante distintos argumentos.






Anuncios descriptivos: muestran simplemente el producto, o parte de él, dejando libertad al receptor para que, por sí solo, juzgue si tiene novedad o interés. Contienen textos que detallan aspectos del producto o relatan la historia de este.




Anuncios emocionales: apelan a los sentimientos y las sensaciones del receptor usando situaciones o personajes que, de forma general, despiertan alegría, tristeza, nostalgia, empatía, etc.





Anuncios proactivos: plantean al receptor algún tipo de reto interpretativo. Se trata de textos que rompen con lo esperable en una situación, donde se invierten los papeles sociales y se relacionan aspectos que, a priori, no se asociarían.





La publicidad impresa suele dividir el texto en distintas partes: el titular (texto breve que sirve para captar la atención del lector), el cuerpo (texto de extensión variable donde se recogen los datos del producto y que puede presentar diferentes enfoques y tonos dependiendo del público al que se dirija), el eslogan (texto breve, fácil de recordar y que asocia el mensaje a la marca) y la imagen fija (su función depende del tipo de anuncio, pero complementa al texto, lo contradice, establece o sugiere nuevos aspectos al producto, lo da a conocer, etc.). La tipografía y la disposición de los elementos en el texto colaboran con el objetivo del anuncio.
La publicidad radiofónica presenta distintos formatos según la duración que se le dedique. Todos ellos se estructuran en tres partes: la llamada (texto que capta la atención del oyente), la presentación (parte informativa del anuncio con la que se conoce al producto) y la implicación (apelación directa al oyente).
La publicidad televisiva permite ofrecer la imagen en movimiento y efectos sonoros que la complementan. Los anuncios emitidos por televisión llegan a un público mucho más amplio que otros tipos de publicidad y con una frecuencia de aparición mucho mayor.
El texto de estos tipos de publicidad suele ser breve, conciso, directo y preciso. Para llamar la atención, además, incluyen repeticiones, oraciones imples o simples sintagmas.
Para destacar las ventajas del producto suele ser habitual el uso de comparativos y superlativos.
También, para apelar al receptor, destaca el uso de la segunda persona del singular y del plural, así como de oraciones exclamativas, exhortativas e interrogativas.
El léxico suele apelar a distintos campos semánticos, como el de la seguridad, la emoción y la aventura, lo natural, lo tradicional, lo exclusivo, lo internacional etc. Asimismo, con frecuencia aparecen recursos retóricos que permiten exaltar y embellecer el texto.






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