El
texto argumentativo tiene como objetivo expresar opiniones o
rebatirlas con el fin de persuadir a un receptor. La finalidad del
autor puede ser probar o demostrar una idea (o tesis), refutar la
contraria o bien persuadir o disuadir al receptor sobre determinados
comportamientos, hechos o ideas.
La
argumentación, por importante que sea, no suele darse en estado
puro, suele combinarse con la exposición. Mientras la exposición se
limita a mostrar, la argumentación intenta demostrar, convencer o
cambiar ideas. Por ello, en un texto argumentativo además de la
función apelativa presente en el desarrollo de los argumentos,
aparece la función referencial, en la parte en la que se expone la
tesis.
El
texto argumentativo suele organizar el contenido en tres apartados:
introducción, desarrollo o cuerpo argumentativo, y conclusión.
La
INTRODUCCIÓN suele partir de una breve exposición (llamada
“introducción o encuadre”) en la que el argumentador intenta
captar la atención del destinatario y despertar en él una actitud
favorable. A la introducción le sigue la tesis, que es la idea en
torno a la cual se reflexiona. Puede estar constituida por una sola
idea o por un conjunto de ellas.
El
DESARROLLO. Los elementos que forman el cuerpo argumentativo se
denominan pruebas, inferencias o argumentos y sirven para
apoyar la tesis o refutarla.
A
su vez, los argumentos empleados pueden ser de distintos tipos:
- Argumentos
racionales: Se basan en ideas y verdades admitidas y aceptadas
por el conjunto de la sociedad.
- Argumentos
de hecho: Se basan en pruebas comprobables.
- Argumentos
de ejemplificación: Se basan en ejemplos concretos.
- Argumentos
de autoridad: Se basan en la opinión de una persona de
reconocido prestigio.
- Argumentos
que apelan a los sentimientos. Con estos argumentos se pretende
halagar, despertar compasión, ternura, odio…
La
CONCLUSIÓN. Es la parte final y contiene un resumen de lo
expuesto (la tesis y los principales argumentos).
Se
trata de procedimientos que no son exclusivos de la argumentación,
son compartidos por otros modos de organización textual, como la
exposición.
El
párrafo
es el cauce que sirve para distribuir los diferentes pasos
(planteamiento, análisis o argumentos y conclusión) contenidos en
la argumentación escrita.
Si el
texto pertenece al ámbito científico (jurídico, humanidades…)
abundan en el léxico
los tecnicismos.
Si
es de tema más general o de enfoque más subjetivo, suele utilizarse
un léxico de registro predominantemente estándar.
La
destrucción de la capa de ozono
La
capa de ozono que envuelve nuestro planeta es como un manto que
protege a los seres vivos de los rayos ultravioleta. Pues bien, en el
año 1982, los científicos descubrieron un agujero en la capa de
ozono sobre la Antártida. Y este agujero ha venido aumentando de
forma alarmante durante los últimos años.
Se
ha comprobado que la destrucción de la capa de ozono se produce por
la liberación de algunos gases, como el monóxido de carbono, el
dióxido de carbono y los gases clorofluorocarbonados empleados en
aerosoles, disolventes y circuitos de refrigeración de los
frigoríficos.
Si
el proceso de destrucción de la capa de ozono continuara, se
desencadenaría un conjunto de fenómenos de consecuencias
catastróficas para la humanidad. Los principales serían éstos:
1.
La temperatura de la Tierra aumentaría varios grados, de modo que el
hielo de los casquetes polares se fundiría y aumentaría el nivel de
los mares. En consecuencia, las poblaciones costeras quedarían
anegadas.
2.
Las radiaciones ultravioleta llegarían hasta la superficie terrestre
con mayor intensidad y, en consecuencia, aumentarían
espectacularmente los casos de ceguera y de cáncer de piel.
Por
todo ello, urge limitar la fabricación y el uso industrial o
doméstico de los gases causantes de la degradación de la capa de
ozono. De otro modo, la humanidad se vería abocada a un desastre
ecológico sólo comparable a una guerra nuclear.
El
texto argumentativo tiene como objetivo expresar opiniones o
rebatirlas con el fin de persuadir a un receptor. La finalidad del
autor puede ser probar o demostrar una idea (o tesis), refutar la
contraria o bien persuadir o disuadir al receptor sobre determinados
comportamientos, hechos o ideas.
La
argumentación, por importante que sea, no suele darse en estado
puro, suele combinarse con la exposición. Mientras la exposición se
limita a mostrar, la argumentación intenta demostrar, convencer o
cambiar ideas. Por ello, en un texto argumentativo además de la
función apelativa presente en el desarrollo de los argumentos,
aparece la función referencial, en la parte en la que se expone la
tesis.
El
texto argumentativo suele organizar el contenido en tres apartados:
introducción, desarrollo o cuerpo argumentativo, y conclusión.
La
INTRODUCCIÓN suele partir de una breve exposición (llamada
“introducción o encuadre”) en la que el argumentador intenta
captar la atención del destinatario y despertar en él una actitud
favorable. A la introducción le sigue la tesis, que es la idea en
torno a la cual se reflexiona. Puede estar constituida por una sola
idea o por un conjunto de ellas.
El
DESARROLLO. Los elementos que forman el cuerpo argumentativo se
denominan pruebas, inferencias o argumentos y sirven para
apoyar la tesis o refutarla.
A
su vez, los argumentos empleados pueden ser de distintos tipos:
La
CONCLUSIÓN. Es la parte final y contiene un resumen de lo
expuesto (la tesis y los principales argumentos).
Se
trata de procedimientos que no son exclusivos de la argumentación,
son compartidos por otros modos de organización textual, como la
exposición.
El
párrafo
es el cauce que sirve para distribuir los diferentes pasos
(planteamiento, análisis o argumentos y conclusión) contenidos en
la argumentación escrita.
Si el
texto pertenece al ámbito científico (jurídico, humanidades…)
abundan en el léxico
los tecnicismos.
Si
es de tema más general o de enfoque más subjetivo, suele utilizarse
un léxico de registro predominantemente estándar.
La
destrucción de la capa de ozono
La
capa de ozono que envuelve nuestro planeta es como un manto que
protege a los seres vivos de los rayos ultravioleta. Pues bien, en el
año 1982, los científicos descubrieron un agujero en la capa de
ozono sobre la Antártida. Y este agujero ha venido aumentando de
forma alarmante durante los últimos años.
Se
ha comprobado que la destrucción de la capa de ozono se produce por
la liberación de algunos gases, como el monóxido de carbono, el
dióxido de carbono y los gases clorofluorocarbonados empleados en
aerosoles, disolventes y circuitos de refrigeración de los
frigoríficos.
Si
el proceso de destrucción de la capa de ozono continuara, se
desencadenaría un conjunto de fenómenos de consecuencias
catastróficas para la humanidad. Los principales serían éstos:
1.
La temperatura de la Tierra aumentaría varios grados, de modo que el
hielo de los casquetes polares se fundiría y aumentaría el nivel de
los mares. En consecuencia, las poblaciones costeras quedarían
anegadas.
2.
Las radiaciones ultravioleta llegarían hasta la superficie terrestre
con mayor intensidad y, en consecuencia, aumentarían
espectacularmente los casos de ceguera y de cáncer de piel.
Por
todo ello, urge limitar la fabricación y el uso industrial o
doméstico de los gases causantes de la degradación de la capa de
ozono. De otro modo, la humanidad se vería abocada a un desastre
ecológico sólo comparable a una guerra nuclear.
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